Se podría decir que la violencia intrafamiliar se da por tres factores: la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; sin contar el abuso de sustancias como el alcohol y las drogas.
Uno de los trastornos psicológicos que llega a padecer la persona que ha sido objeto de algún tipo de abuso físico o verbal, o sufrió el abandono de los padres, es la codependiencia. La persona codependiente manifiesta una excesiva e inapropiada preocupación por los problemas de su pareja o un familiar. Por eso, suele relacionarse con gente “problemática”, justamente para poder “rescatarla” y crear de este modo un lazo que los una.
Además, debido a la agresividad y falta de cariño dentro del hogar, el niño crece sintiéndose abandonado, con la autoestima baja y ávido por conseguir la aprobación de los demás para sentirse bien. Esto provoca que llegada la adolescencia, juventud o adultez, la víctima esté dispuesta a soportar cualquier cosa con tal de recibir un poco de cariño, incluso, si éste viene acompañado de golpes.
Perfil del agresor
El agresor suele venir de un hogar violento y padece trastornos psicológicos. En muchas ocasiones, consume alcohol y drogas lo que potencia su agresividad. Además, es inmaduro, impaciente, impulsivo, sufre de dependencia afectiva, inseguridad e inestabilidad emocional.
El maltratador frecuentemente es una persona aislada, celoso, no tiene amigos cercanos, sufre de baja autoestima y de frustración.
Según la información que maneja la ONG Manuela Ramos:
•Durante el primer semestre del 2009 (Enero-Junio), el Ministerio del Interior registró 48,602 denuncias por violencia familiar a nivel nacional.
•El 83.03% de las denuncias fueron efectuadas por mujeres de 18 a 50 años de edad.
•El motivo de la agresión en el 52.82% de los casos es por problemas conyugales y/o familiares.
•Asimismo en el 84.44% de los casos denunciados, el agresor es la pareja o ex pareja de la víctima (esposo/ conviviente/ ex esposo/ ex conviviente).
Fuente rpp.com