
Es uno de los problemas que más preocupa a multitud de mujeres, y que se manifiesta en diversas zonas de nuestro cuerpo, como los glúteos, los senos, los brazos o, especialmente, el abdomen. La obesidad, los embarazos repetidos y la vida sedentaria son los grandes enemigos de nuestro abdomen. Pero no hay que tirar la toalla, pues, afortunadamente, su piel es muy agradecida, posee gran cantidad de fibras elásticas y una gran capacidad de recuperación. Si realizamos gimnasia regularmente, ejercicios posparto e hidratamos la piel suficientemente, conseguiremos retrasar la aparición de la temida flacidez y evitaremos la formación de estrías.
La flacidez es consecuencia de la degradación de las fibras que sostienen la piel; es decir, del colágeno y de la elastina. Cuando la piel se queda flácida, pierde tersura, y la grasa que hay por debajo puede aparecer en forma de los famosos hoyitos de la “piel de naranja”. La constancia y la fuerza de voluntad son fundamentales para lucir una figura de ensueño de cara al verano.