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Amor, estoy embarazada

Cuando una mujer confirma que está embarazada, se da cuenta que dentro de su cuerpo y de su mente se está produciendo una revolución: dará vida.

Esta realidad hace que las mujeres experimenten sentimientos ambivalentes. Es decir, por un lado se llenan de deseo, alegría y orgullo; y por otro, de miedo, ansiedad y malestar.

A lo largo del embarazo es fundamental la presencia de la pareja. Aunque muchas mujeres se la “agarran” contra el papá del bebe. Pero aún así es importante la presencia del compañero.

En el primer trimestre, la mujer gestante puede verse afectada por una serie de malestares que hacen que el embarazo se viva como una enfermedad o como una experiencia que la limita en su día a día pues las náuseas, la falta de apetito, la acidez y la depresión pueden estar presentes. En este tiempo las fantasías y el temor de tener un bebe se acrecientan y generan que la mujer se sienta particularmente asustada y vulnerable.

El miedo al aborto es también común en este período pero se supera una vez que se ingresa a la segunda etapa.

En el segundo trimestre, cuando el bebe ya se mueve y el vientre ha crecido, la mujer encuentra cierta calma. Las pataditas y los movimientos del feto la tranquilizan pues se minimiza el temor a que el pequeño no esté bien, además las ecografías y las consultas confirman que todo va viento en popa.

Quizás este segundo trimestre es el que la mujer siente como más placentero pues aún puede moverse con cierta libertad y ligereza.

En el tercer trimestre se impone el peso del bebe y la mujer tiene más dificultad para caminar y desplazarse, por ello se siente más agotada. La ansiedad se incrementa ante la inminencia del parto.

Los temores giran principalmente entorno al nacimiento y el temor al dolor y a la muerte en dicho acto.

Hasta acá la mujer puede haberse vuelto mucho más sensible pero a la vez más fuerte y capaz de reconocerse como un ser valioso y poderoso

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