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Perder un hijo pequeño

depresion8.jpg Considero que en la vida una de las cosas que jamás debería pasar es que los padres pierdan a sus hijos, eso va en contra de todo sentido y en contra del curso natural de la vida. Es el sufrimiento más terrible que un ser humano puede sufrir y deja un vacío que jamás se puede llenar aunque uno siga viviendo. Los padres que han vivido este drama se sienten responsables de la protección de sus hijos e inclusive de su pérdida, y suelen vivir este proceso de dolor como un fracaso y con gran culpabilidad. No hay nada que podamos decir para aliviar ese dolor, quizás solo recoger algunas recomendaciones humanas de quienes han pasado por este sufrimiento. Sentir el dolor: quizás esto es fundamental, permitirse vivir este dolor en todas sus dimensiones —físicas, psicológicas, sociales y espirituales—. Pensar en ese hijo que partió o hablar de él o ella con otras personas; si bien puede resultar doloroso, también puede ser una manera de seguir relacionándose con ese hijo, solamente que de otra manera y de otro lugar. No se trata de desaparecer al hijo de nuestro recuerdo, de nuestra piel, de nuestra vida, sino poder darle otro espacio en nuestra mente, en nuestra alma, y poder relacionarnos con él o ella sin su presencia física. Esto nos permite agradecerle al pequeño su vida en nuestra vida y poder encontrar un sentido a esa relación única, que de pronto cobra otra forma y que no podemos dejar que termine con la muerte.

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