A lo largo de la vida surgen muchas situaciones que llevan a una mujer a enfrentar sola la crianza de sus hijos. Por ejemplo, mujeres que enviudaron, las que se separaron o las que son madres solteras. Lo cierto es que en muchos hogares peruanos los jefes de familia son mujeres y sus demás miembros también.
En esos lugares puede vivir, nacer y crecer un hijo o un hermano varón y es allí donde surgen algunas preguntas: ¿qué sucede cuando un niño crece rodeado de figuras femeninas y ninguna paterna?, ¿se puede hablar de una inclinación mayor a la femineidad y sensibilidad o eso es solo una creencia sin base científica?
Todos sabemos que la presencia de un padre es fundamental en la vida de los hijos pero si por algún motivo no está, es importante que la madre tenga claro algunos puntos.
Mamá debe saber que ese hijo varón necesita sentir que:
- Es un niño diferenciado de ella
- No debe ser tomado como un objeto para que la acompañe
- Ella es capaz de respetar las expresiones propias de su masculinidad.
También es fundamental que la madre tenga un buen modelo interno de lo que es un hombre y pueda transmitirlo en cada momento con orgullo y amor.
Esta mamá también debe mostrar a su hijo que es capaz de tener sueños propios, que puede enamorarse y, que según sea el caso, es capaz de respetar el recuerdo del padre de su hijo.
Lo peor que puede pasar es que la madre o las mujeres que rodean al pequeño le brinden la imagen de un niño sometido, de una mamá que no respeta a los hombres y de una mujer que es incapaz de poder reconocer en su hijo a un varón capaz de ser diferente a ella e incluso a su propio padre.
Las madres que no cortan el cordón umbilical con sus hijos y los crían para complacerse ellas mismas, terminan generando serias lesiones en la masculinidad de los chicos.
Finalmente, quiero mencionar que esto también puede suceder así el padre esté físicamente presente pero está desplazado por la madre a un lugar muerto y desvitalizado dentro del hogar y de la vida de la madre.