Desde que la idea de la planificación familiar se ha enraizado en las parejas del siglo pasado, siempre se ha pensado que los anticonceptivos estaban destinados a las mujeres dando así una falsa idea. En muchos casos, las mujeres no pueden utilizar ciertos métodos ante lo que la pareja opta por utilizar el preservativo o algún otro sistema fácil de usar. Pero desde hace ya muchos años se viene hablando de un nuevo método que aún está en fase de experimentación pero que en algunos años podría estar en todas las farmacias: la píldora masculina.
Sin duda alguna, la píldora anticonceptiva masculina se ha convertido en el campo de la contracepción en el producto a descubrir por la ciencia. Incluso, el tema ha sido tocado por los propios gobiernos de países con problemas demográficos tal como China, uno de los países que más ha apostado por esta método. Sin embargo, los estudios han demostrado que aún existen problemas en su implementación, y esto pese a los avances a los que se ha llegado en los últimos años.
Existen varios estudios acerca de los métodos anticonceptivos y uno de los más curiosos es que el 35 por ciento de las parejas norteamericanas, el 80 por ciento de las japonesas, casi el 50 por ciento de las británicas y el 74 por ciento de las italianas planifican su número de hijos a través de métodos de contracepción masculina, como el preservativo, el coitus iterruptus y la vasectomía. Estos resultados podrían probar, al menos estadísticamente, que el hombre tiene mucho que decir en este tema.
Ya en marzo de 1990, el director del programa de fertilidad masculina de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Geoffrey Waites, afirmó que "la píldora o inyección contraceptiva para el hombre no estará a disposición en el mercado hasta dentro de diez años". De acuerdo, mala previsión. Y es que los problemas para su implementación aún siguen.
El principio sobre el que se trabaja en casi todas las investigaciones es el siguiente: los testículos se distinguen por dos puntos básicos, la primera mantener el funcionamiento sexual, y la segunda consistente en producir espermatozoides, que suponen la esencia de la fertilidad masculina. Ambas misiones tienen una activación hormonal. De esta forma, sin hormonas los testículos dejan de poseer funcionalidad. El problema nace en que la reducción de testosterona, que es la hormona encargada de la fabricación de los espermatozoides, a base de administrar medicamentos conduce a la disminución del apetito sexual del hombre, convirtiendo el método en ineficaz.
Para muchos especialistas en el tema, la pastilla anticonceptiva masculina debería reunir requisitos como la eficacia, inocuidad, reversibilidad, que afecte apenas al proceso reproductivo sin alteraciones hormonales ni bioquímicas y que pueda ser ingerida por vía oral. Sólo de esta manera podría competir con la femenina y ser realmente efectiva en la población.
Algunas propuestas presentadas
Existen productos en el mundo que se han tomado como base química de un anticonceptivo. Uno de ellos es un derivado de la planta del algodón llamado "gossypol", que se está experimentado en China. Este elemento es la clave de la fórmula estudiada por los chinos para crear la píldora masculina. Se detectó casualmente en China en 1957 al observarse una disminución de la natalidad en las zonas de cultivo del algodón. La preocupación del gobierno chino por frenar el crecimiento en el país le condujeron a apoyar el estudio. El producto también ha sido probado en España y Cuba, aunque sus resultados han sido mantenidos en reserva.